SOBRE LA PERCEPCIÓN
El camino está enfrente suyo y la mujer respira inspirando el aire que llena sus pulmones mientras su mirada queda fijada en una hoja que ha caído al suelo, desprendida del árbol que hay a su derecha, en el camino. Mira la hoja, respira, vuelve a poner toda su atención en la hoja. Se agacha muy lentamente y la saluda con las manos en el corazón. Pide permiso a la hoja del árbol para acercarse más a ella. Finalmente, la coge con mucho cuidado y la toma con una mano. La mira más de cerca. Su atención está puesta completamente en la hoja de árbol. No ve nada más, solo la hoja, no piensa en nada más que en la hoja, y no siente nada más que el contacto de su mano con la hoja. La mujer percibe la hoja, su tacto, su forma y sus colores. ¿Qué más percibe?
En la percepción no hay nada más que lo que hay. En el presente. No hay interpretación. No hay ideas o sentimientos añadidos. Solo lo que se presenta en el presente. El presente, el regalo. Pero, al poco tiempo, la mujer, piensa en algo, siente algo, y la percepción ha desaparecido.