No te quiero oir más!!

31.01.2023


1er Taller para padres, madres, educadores/as sobre la escucha pedagógica. No te quiero oir más!!

¡No te quiero oir más! Seguramente más de una vez has escuchado la siguiente expresión. ¿Que estamos expresando con esta frase? Todo lo que decimos o cualquier cosa que digamos, por muy cierta o real que sea, a veces el emisor no puede escucharla o no quiere o no está preparado/a. I pensando lo bien,  ¿porque nos vemos obligados a escuchar algo,  aún sabiendo que es cierto, pero no lo queremos escuchar?. No estoy hablando por tanto de negar la realidad o del mecanismo de negación. El problema, para mi,  es que nos han educado para escuchar, para obedecer, y al fin y al cabo uno puede decidir que lo que escucha no le afecte. ¿Cómo? Aprendiendo a poner límites. Porque en comunicación quien emite un mensaje tiene un poder, la palabra. El emisor puede utilizar otras palabras para contradecir o oponerse al otro/a y así a veces, las conversaciones, se convierten en conflictos eternos por ver quien tiene más razón. Sí, las palabras matizan, describen, como és la realidad y quizás el receptor, no quiere, o no està preparado o simplemente no puede escuchar lo que le dice el emisor. Aquí tendríamos que analizar cual es la necesidad y las intenciones del emisor para decir lo que dice, como y porque escoge a un receptor y no a otro/a para expresar lo que quiere decir. ¿Que busca alguien que utiliza el poder de la palabra? ¿manipular?, ¿imponer? ¿convencer?. No sabemos muy bien las intenciones, pero igual que hacen los niños sí podemos captar las sensaciones que nos genera en nuestro cuerpo el mensaje recibido. Y desde ahí decidir que queremos hacer con el mensaje...( continuarà)

No te quiero oir más! (Parte 2)

( Continua...) Cuando nos llega un mensaje de otro/a persona, quien escucha cree que está escuchando desde su yo racional, pero en realidad quién hace una escucha profunda es nuestro subconsciente, nuestra parte irracional. En general, la gente piensa que escuchar es un acto racional, un acto de escuchar lo que te dicen, el discurso, el contenido, pero en realidad esa parte racional y egóica que escucha, simplemente está codificando el mensaje recibido para entenderlo dentro de un contexto determinado (situación, cultura, valores, creencias...). Pero en cambio, la escucha profunda la hace nuestro cuerpo, nuestro sistema nervioso, nuestra parte irracional, emocional, el subconsciente o inconsciente. Esta parte que también llamo somática, capta lo que nuestra parte racional no detecta, es decir, sensaciones, emociones, percepciones sutiles que tienen que ver con un lenguaje simbólico, y por tanto, no se puede expresar con palabras o en todo caso la dificultad es mayor, ya que cuando tu lo escuchas y detectas un bienestar o malestar corporal, emocional, la parte racional no lo expresa con las mismas palabras, a no ser, que tenga un entrenamiento en codificar con palabras y con el lenguaje común el lenguaje simbólico, las sensaciones, las emociones, las imagenes, capatadas por el subcosciente.

Algunos niños/as al igual que algunos adultos les cuesta expresar lo que les pasa ante una sensación de malestar, porque no se les ha enseñado a expresar lo que sentimos, nuestras emociones. Pero, atención,  tampoco llevemos la explicación de esta supuesta dificultad para expresar lo que sentimos,  al terreno de la inteligencia o la madurez. Algunos  místicos/as por ejemplo tampoco han sabido expressar con palabras lo que sienten, lo que perciben, aunque algunos han intentado expresar con poesía la experiencia de lo absoluto, otros/as no lo han conseguido, y no por ello són personas con dificultades para connectar con las emociones y expresarlas, no por ello son persona inmaduras, e incluso a veces se les ha mal etiquetado como personas sensibles o altamente sensibles (más adelante hablaré sobre este tema). Estos místicos/as o personas, vamos a llamarles sensibles en el sentido de que pueden captar la realidad de manera diferente, aunque puedan tener aspectos de niño/a por esa capacidad que tienen justamente los niños si se les deja de ver más allá de la realidad y ser creativos, tiene también algo de inocentes y/o ingenuos. 

Entonces, vayamos un poco má allá!.  

Cuando en algunas ocasiones nos encontramos con personas que no pueden expresar como se sienten, (a mi mismo me ha pasado), pero expresan su malestar con enfado ( enfado y malestar que detectan des de lo emocional, des de la mente somática, des de su sistema nervioso, des de su subconsciente...) no solemos pensar o mirar que quizás el problema es el mensaje, ¿como es el mensaje y de donde viene? ¿ Quien lo emite y porque? ¿ Des de que lugar, marco cultural, interés, ideologia se emite?

No. Normalmente, no ponemos la mirada en el emisor, sino en como el receptor entiende el mensaje. ¡Ah! ¡yo no lo entiendo así, a mi no me afecta! ¿No será que eres tu (receptor) el que no lo entiende? ¿o lo malinterpretas? Por tanto, se considera que si algun receptor siente malestar, es flojo, sensible, inmaduro, problemático, neurótico, etc. 

Yo creo que es más facil así, no cuestionar al emisor es má facil que cuestionar el receptor, dicho de otra forma, cuestionar y mirar como es el emisor y su mensaje cuesta más que etiquetar la incapacidad del receptor de que no sabe expresar sus sentimientos. Como si eso fuera la comparativa con el que sí sabe gestionar sus sentimientos, porque no los expresa corporalmente, sino con racionalidad, educación y buenas palabras.

No estoy diciendo que se hayan de perder las formas, la educación ni el respeto, estoy diciendo que también hay una falta de respeto hacia el receptor cuando no miramos al emisor, que con su mensaje ha generado malestar en el inconsciente del otro y posiblemente en otros no ha generado ningun tipo de malestar por que cada uno capta de manera diferente segun sus filtros, creencias y valores. No por no tener la capacidad de  racionalizar, aunque pienso que todos la tenemos, no por no racionalizar y sentirse sin palabras para expresar el malestar que alguien siente, no por eso debemos de dejar de mirar que pasa con el emisor y el mensaje que transmite.

Por tanto, si entramos a analizar el mensaje y  al emisor que ha generado un malestar con su mensaje en algun otro/a, un mensaje sin evidencias de ningun tipo de violencia explicita, falta de respeto, etc. cabe sospechar que si ha generado malestar a alguien puede ser por que  haya manipulación o hipocresia.  Poder considerar esa manipulación y ver del lugar des de donde viene , sobretodo cuando han dido mensajes continuos es poder ver de donde vienen, detectar que vienen de fuera, des una intención, es decir, que no son bienintencionados, aunque lo parezcan, y viene de los padres, amigos, hermanos, sociedad...evidentemente.  Ver que són mensajes cargados de una fuerza perversa (para vender y fruto de la sociedad capitalista que nos vende éxito, bienestar...) que tanto los niños, los místicos como cualquier persona que sienta bondad difícilmente puede detectar racionalmente, pero sí lo hará inconscientemente, es ver y mirar que dichos mensajes cargados de hipocresía,  solo sirven para controlar y manipular, y esto, una persona buena lo siente, lo nota, no lo racionaliza, le molesta y le puede hasta doler.  Estos mensajes no llegan claros para personas que són coherentes (buena persona para mi es igual que persona coherente) y/o que han sido educadas en la bondad y la coherencia. Pero dichas personas, como decíamos, sí que  sienten el malestar en el cuerpo, en las emociones y muchas veces sus reacciones són de miedo, inhibición, o quizas de hiperactividad, ataque, confusión, ironia, violencia cargada de movimiento, o de impotencia de la palabra no expresada. Cuando la mente racional de estas personas no puede gestionar esa manipulación, la falta de comprension de algunos que sí saben gestionar o tienen una coraza corporal más desarrollada pueden decir: " ¿ Quieres decir que lo que te pasa es que quizás te cueste o te es dificil expressar lo que sientes?". Esta sentencia, cargada a mi modo de ver un  vez mas de manipulación y orgullo, daña doblemente a la persona dolida. Ese segundo mensaje de: "¿ Quieres decir que lo que te pasa es que quizás te cueste o te es dificil expressar lo que sientes?" por quien cree gestionar bien sus emociones des de la inteligencia y la madurez no deja de ser malintencionada. Seguro, que detras hay muy buena intención, però una inconsciència de fondo preocupante. Segun mi modo de ver, lo que la persona que siente malestar necesita es ser ayudada, acompañada, escuchada des del inconsciente para ir desenmascarando esa manipulación. Ahí entraria, segun mi manera de ver, la escucha profunda de cualquier psicoterapeuta o terapeuta competente, que ha supervisado, que se ha trabajado, ha recorrido su propio camino de autoconocimiento y ha visitado sus infiernos y sus virtudes y lo que hace  es reconocer esa parte herida de la persona que siente malestar ante una manipulación, ante uno o varios mensajes cargados de perversión, seducción, imposición o lo que sea que hace sentir mal a dicho receptor y lo que hace el terapeuta o la persona que acompaña des esa calidad humana es integrar y bendecir esa parte dañada (ese sentimiento que cuesta expresar), ese malestar que siente la persona manipulada, ese dolor o sufrimiento. Cuando el inconsciente de la persona cargada de malestar  es bendecido por una persona bondadosa (el terapeuta), la alegría en el alma de esa persona retorna y la salud mental, fisica y emocional aparecen de nuestro yo más profundo, y  los circuitos neuronales, corporales y energéticos de la persona que ha sentido malestar vuelven hacia la confianza y curiosidad por la vida.

Es verdad que también hay terapeutas que no ven conveniente bendecir, sino ayudar a la persona sufriente a ser responsable de su propio dolor y sufrimiento, y estoy muy de acuerdo. A veces la desconfianza del que sufre es tanta que no se dejan ayudar, pero que bonito es también recibir acompañamiento y apoyo cuando la confusión y el dolor o sufrimiento estan tan impregnados en nuestro sistema nervioso, nuestros hábitos y nuestras conductas de sufrimiento y dolor que viene de fuera y alguien lo detecta, le pone freno y te ayuda a encontrar dentro la fuerza sin culpa de la compasión. Es entonces cuando hay paz. (Continuará)

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