ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD

26.01.2023

ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD. ( 18/10/2003). La atención a la diversidad es un idea teórico y práctico para definir lo que en los institutos de secundaria sería la orientación educativa para hacia el alumnado con Necesidades Educativas Especiales y/o con Necesidades Educativas Específica. En este artículo me voy a referir más al segundo grupo, alumnos/as con Necesidades Educativas Específicas. No obstante, me gustaría aclarar que el ser humano es diverso y que no nadie es perfecto o normal. Todos/as somos diversos y por tanto la atención a la diversidad, en realidad, esa atención tendría que ir enfocada hacia uno mismo, hacia cada uno de nosotros, como docentes, para descubrir cual es nuestra diversidad. En este sentido creo muy importante que el profesor, además de conocer su materia, y tenga conocimientos y técnicas en dinámica de grupos, de comunicación, resolución de conflictos y/o sepa muchas cosas sobre psicología evolutiva y métodos pedagógicos, sepa programar y planificar, también haga un trabajo de crecimiento personal sobre su propio carácter, sobre sus propias heridas, sobre nuestra historia personal y familiar. No exagero cuando creo que para trabajar como educador o profesor, cabe que cada profesor haya hecho un proceso si no de auto conocimiento sí terapéutico.

Entrando en el tema sobre la diversidad, creo que en mi trabajo como profesor pierdo de vista, algunas veces, el sentido profundo que tiene educar para la colectividad y para la sociedad y por tanto, generar espacios de debate, de discusión, de vida, donde el alumno, pueda expresar su malestar y su bienestar a su manera y se sienta escuchado y aceptado. Creo que a menudo, me olvido de que estoy trabajando para construir una sociedad más igualitaria y justa ya que excluyo al alumno que no sabe escuchar en clase, que tiene dificultad para estarse quieto, que no puede dejar de hablar de sus cosas y no se concentra en sus tareas, que juega en demasía, se distrae y a veces tiene reacciones de rebeldía y de confrontación con el adulto.

Suelo en mi trabajo hacer una observación interna y externa de como estoy y como veo el mundo. Estoy refiriéndome a la relación con uno mismo, con los otros, y con el entorno, como una manera de tomar consciencia de mi entorno y por tanto, como una forma de poner atención también a la inclusión de los alumnos y también a su proceso de socialización (Ver ética y psicoterapia de las interacciones del yo y el proceso de socialización).

El colectivo con el cual trabajo, que el lector ya ha podido suponer que se trata de jóvenes y adolescentes, nuestras acciones no van directamente dirigidas, es decir, no es hacia ellos/as sobre los que repercute nuestra acción última. Es verdad que educamos unas horas, que enseñamos, pero nada tendría sentido si no tenemos integrado dentro de nosotros que trabajamos para los padres y madres, para sus familias.

La mayoría de las familias con las que trabajo, proceden de un contexto determinado, con unas características socioculturales determinada, con una historia marcada y enmarcada en un contexto sociopolítico. Trabajo en un instituto de un barrio obrero, con alumnos que provienen de familias con padres y madres trabajadores, en paro, en economías sumergidas, algunos en situación de exclusión social, de segregación por pertenecer a un núcleo urbano donde conviven colectivos vulnerables a muchos niveles, no por su cultura, raza, o religión, sino por motivos ancestrales y familiares enquistados por la exclusión social y familiar, por motivos de pobreza, desigualdad e injusticia social, segregación racial, guerras... A lo que Paulo Freire se refería en pedagogía del oprimido (Véase "el proceso de alfabetización como proceso de liberación y promoción social y cultural) y con un fuerte estigma social y carencias a nivel de recursos socio comunitario. ¿Que intervenciones en dinámicas comunitarias podrían ser útiles y efectivas? (Ver "Ideas para la educación emocional en comunidades y colectivos" y "reflexiones sobre mi trabajo en dinamización comunitaria des del modelo de Marco Marchioni).

Pero volviendo al alumnado y las familias con el que trabajo, volviendo al hilo de la reflexión, ¿que hacemos con los alumnos/as que no cumplen el horario, que no son puntuales, que no tiene ganas de trabajar, que distorsionan en el aula, son rebeldes, no callan y que molestan?; ¿como lo puedo incluirlos y hacerlos sentir parte de una institución (Instituto de Educación Secundaria Obligatoria), cuando llevan internamente y de forma muy marcada la segregación social des de niño/as por pertenecer a una familia que vive también la segregación social y cultural de un barrio marcado por una historia social determinada?.

Ante esta realidad siento como profesional de la pedagogía, que no nos ayuda, ni a mi como profesor ni a los alumnos como personas, ni a la sociedad en general segregar y excluir a estos alumnos. Y creo que existen muchas formas de segregación que intentaré ir desengranando en mis reflexiones.

Cuando leí a Gregori Bateson descubrí junto con Humberto Maturana y Carl Rogers autores que me complementaban lo leído y aprendido de otros referentes pedagógicos como Makarenko, Pestalozzi, Piaget, Vigotsky i Paulo Freire, entre muchos otros. De G. Bateson me llamó mucho la atención su intento de encontrar una relación más estrecha entre Mente y Natura. Me llega su frase "la pauta que lo conecta todo" como conclusión a sus investigaciones y lo recojo como guía metodológica personal más tarde del psicologo Robert Dilts en "los niveles lógicos del aprendizaje". Según esta teoría nos relacionamos con el mundo des de diferentes niveles lógicos de aprendizaje (vease niveles lógicos de aprendizaje y aprendizajes vigoskianos).

Mi aplicación práctica y subjetiva de esta teoría es que podemos hacer un zoom de la realidad (tener una mirada cuántica) y a nivel sistémico podemos ver el mundo más ampliado o menos ampliado. Como si se tratase de una mirada fractal, puedo ver entonces el aula y al alumno como un microcosmos social y cultural en miniatura que refleja aspectos sociales y culturales a otros niveles más amplios (aula, institituto, barrio, ciudad, comunidad, país, continente, mundo, universo...). Partiendo, pues de una mirada micro, planteo un caso práctico a resolver en la relación professor/a y alumno:

" ¿Se puede distinguir entre una actuación puntual como poner un límite al alumno des de la paciencia, la compasión, la autoridad y de manera responsable.., de una actuación arrastrados por la reacción de una emoción que me surge cuando creo que el alumno me ha ganado la partida o me está "toreando"?¿ Me doy cuenta de lo que me pasa? ¿ Soy consciente de mis emociones? ¿ Me doy cuenta si puedo ser como adulto una presencia humana madura que vea las dificultades de segregación, conflicto, emocionales y cognitivas que viven mis alumnos? ¿ Puedo ser para ellos un referente maduro de inclusión y aceptación?

La verdad es que no es nada fácil y se convierte en un trabajo de conciencia y de ensayo constante en la que aprendes de tus emociones y a la vez comprendes al alumno. Es una tarea compleja, no lo dudo. Pero entonces, cuando un alumno no cumple con lo establecido ¿cómo podemos integrar, comprender, aceptar, no censurar, acunar, cuidar... cuando al mismo tiempo sentimos que lo que está haciendo nos parece injusto, inadecuado, pernicioso, peligroso, y/o supone una conducta de riesgo? Yo digo, muchas veces, que es injusto porque la resta del grupo de alumnos que sí están cumpliendo con lo que está establecido son alumnos que de alguna forma tienen los recursos o el potencial activado para responder (de responsabilidad) a lo que se les pide y además les es útil para ellos mismos estar así dentro de la escuela. Pero cuando el alumno no actúa des de la inteligencia (véase la inteligencia fracasada) lo relegamos al ostracismo y así nos sentimos justicieros o buenos educadores y decimos que esta acción sirve para que se cumpla justicia, (para que el alumno encuentre un limite, se tope con la autoridad, la cual cosa creo muy necesaria, (vease limites con respeto) )en relación a la normativa y a la convivencia de todos, tanto a nivel de aula como de institto y en relación también al grupo/clase al cual el alumno pertenece. Como profesor, tutor, educador, adulto, entiendo que el cumplimiento de la normativa y de la autoridad somos nosotros no los alumnos y es un arte poder ser esta autoridad cuando estos alumnos no tienen clara la autoridad e incluso a veces ni nosotros mismos como adultos la tenemos. La verdad es que estamos ante un dilema moral y ético y como casi siempre, pienso que vale la pena poner en duda nuestras certezas, salirse un poquito del marco, para mirar des de fuera cual es el estado de la cuestión:

Yo pienso que vale la pena buscar las estrategias y los métodos para incluir al alumno y llevar a las asambleas y tutorías los aspectos distorsionantes que van apareciendo en el trabajo de grupo, como por ejemplo, cuando un alumno no está en la onda que se espera. El aprendizaje puede ser muy rico y trabajar el conflicto con el grupo nos puede conducir a la inclusión del alumno, a que éste se sienta aceptado y que siga perteneciendo al grupo social. Pero siguiendo el hilo de mi reflexión, creo que no es lo mismo, que un alumno nos saque de nuestras casillas y nos impida hacer nuestro trabajo y por tanto genere mal ambiente en un grupo...como tampoco es lo mismo que un alumno decida no venir a clase (por diferentes motivos), etc. Pero me genera muchas dudas el alumno que mantiene un punto de interés y motivación, aunque se comporte de forma desenfocada y carente de todas las habilidades sociales. Ahí encuentro muy interesante lo que Humberto Maturana1 (2003) dice en "conversando con Maturana de educación": " Uno no se equivoca cuando se equivoca. Lo seres vivos nunca se equivocan. Porque son como son en el momento en el que estan. Pero la equivocación es un comentario a posteriori. Y de pronto...ah! O sea...que los alumnos no se equivocan...sino que están yéndose por otro lado y yo tengo que ayudarlos a encontrar este camino que es por donde queremos que vayan. Entonces, cambia la actitud del educador...si el alumno se equivocó, se equivocó...pero si el alumno no se equivoca, sino que la equivocación es un comentario comparativo con otra experiencia, el alumno no se equivocó. No hizo la cosa mal, sino que hizo lo que le cabría hacer en ese momento. Entonces resulta que a estos educadores se les amplía la visión de ellos mismos y se les amplia la visión de los alumnos al descubrir que cuando uno se equivoca, no se equivoca, sino que se equivoca después, digamos...).

Entonces si incluir es darse cuenta de que el alumno se equivoca para aprender, podemos también poner conciencia cuando el alumno no tiene sed de aprender. Pienso que cuando un alumno está muy desmotivado y no tiene se de aprender existe una fractura muy grave entre su sentir, su hacer y su pensar. Las causas son diversas y cabe investigar cual esa relación interna que el alumno mantiene consigo mismo y sus creencias y autoestima, su conducta, su ambiente y su identidad (véase niveles lógicos y aprendizajes Vigoskianos). Uno de los pedagogos que expone de manera ejemplar el tema de la desmotivación és Makarenko en la siguiente fábula dentro de su libro Poema Pedagógico. La fábula dice que " había un campesino que tenía un caballo y que un día cuando lo acercó al río no bebía. El campesino se preocupó muchísimo porque creía que el caballo estaba enfermo, ya que el caballo no bebía agua. Pero el caballo no enfermó, el caballo no estaba enfermo, el caballo simplemente no tenía sed y por tanto no bebía".

Yo a veces creo que el alumno que parece que no aprende, no es que no quiera aprender, sino que simplemente no tiene sed de aprender. Una de mis mayores exigencias es generar esa sed de aprender a los alumnos y miro de provocarlos para que busquen información, se estimulen, se motiven... y pongo atención en una cosa: ¿Que están aprendiendo los alumnos cuando no podemos captar su atención o generarles sed de aprender? ¿Que les interesa a los alumnos? ¿Cuáles son sus centros de interés? Creo que tenemos la suerte en los insgtitutos y centros de educación de poder ofrecer a los alumnos todo nuestro saber, todo nuestro arte, toda nuestra experiencia, y no dudo en que todos lo hacemos de la mejor manera que sabemos, ofreciéndoles los mejores recursos que tenemos, lo mejor de nosotros mismos, etc. y eso se nota o al menos yo lo noto. Creo que un primer paso es generar un ambiente como profesorado que genere una ganas y entusiasmo para el trabajo y la motivación y eso se contagia cuando podemos encontrar un equilibrio entre el humor, la ternura y la fuerza. Solo des de una conciencia en la mirada comprensiva, y el cuidar las relaciones podremos como docentes conseguir que los alumnos despierten (si es que ya no lo están) y nosotros despertemos.

Juan Manuel Fernández. La Pobla de Mafumet.

Pies de página:

1 Humberto Maturana, Nació hace 61 años. Sus padres se separaron cuando era muy pequeño. Dice que era un niño común y corriente. Pero no era tan así la cosa. Era anteojudo y le decían "guatón".Y se arrancaba todos los días del colegio. Se iba derecho para la casa. Su mama le enviaba de nuevo al colegio al día siguiente. Y yo me volvía a arrancar. Es que estaba mejor en mi casa... Era un niño pícaro y no de muchos amigos. Con esto de irme del colegio aprendí a leer a los nueve años", dice, y de inmediato agrega que "a los once años ya tenía ciertas preocupaciones fundamentales. El lenguaje me interesaba. Me fascinaba la idea de que uno pudiera usar el lenguaje para maldecir o bendecir. Que en la brujería se hiciesen sortilegios y encantamientos con palabras... Que el nombre de Dios fuese secreto según la tradición judía o, en general, que se pensase en algunas culturas que el conocimiento del nombre íntimo de otro le diese a uno poder sobre él o ella". 2 Antón Makárenko (1888-1939) fue un pedagogo ruso de métodos novedosos, cuya vida laboral estuvo marcada por la política revolucionaria que acabó con el régimen zarista de su país. Ver annexo al final del articulo sobre El poema pedagógico de Makarenko. El poema pedagógico de Makarenko es una obra sumamente inspiradora y cautivadora para nosotros los docentes, por esta razón quiero compartirles las respuestas a algunos interrogantes pedagógicos, propios de nuestro quehacer cotidiano en el aula, con base en el análisis que hice de lo vivido por este importante pedagogo ruso[1]. 1. ¿Cómo se aprende? Ejecutando labores productivas. En el mundo del trabajo. A través del respeto, disciplina y trabajo colectivo trabajando en actividad productiva y con sentido social. Cayendo en cuenta de que las acciones pueden tener consecuencias negativas sobre el futuro de sí mismo y de los demás. 2. Cómo se enseña? Con la experiencia, como madre de la pedagogía educativa. Partiendo de intereses colectivos y no individuales. A través de una disciplina basada en el orden y el respeto mutuo en el trabajo en campo, en la carpintería siempre en pro de un bienestar común. Vinculando la vida del trabajo con la vida escolar. Ejecutando labores productivas. En el mundo del trabajo. Asignando labores, por ejemplo por destacamento como lo señala en el libro. Con el ejemplo y con las actitudes. Con lecciones de vida que afiancen los valores y el respeto por el otro. "Con acentos vIgorosos y coléricos describí a los muchachos el delito: robar a una anciana (...), significaba no tener realmente nada de humano, significaba no ser ni siquiera un reptil sino un reptilillo. El ser humano debía respetarse, debía ser fuerte y altivo y no arrebatar a las viejecillas débiles sus últimos arapos". [2] Aceptando y conociendo la diversidad de formas del ser humano. "Kalina Ivànovich fue mi primer objeto de mi actividad pedagógica. Era una gran dificultad para mí su abundancia en las convicciones más diversas"[3] Con los hechos más que con las palabras. "Hablando con propiedad, aún debía exponer toda esta historia en lenguaje pedagógico. Pero los muchachos y yo nos sentíamos tan satisfechos de que todo hubiera terminado bien, de que esta vez no nos hubiera hecho falta la pedagogía. Yo no les castigué, y ellos me dieron palabra de no volver a Pirogovka sin mi permiso y de reconciliarse con los mozos del lugar"[4] Proporcionando libertad "disciplinada" al estudiante para que entre en contacto con el medio ambiente, supone autonomía pero orientada. Imponiéndose retos y creé firmemente en que el estudiante podrá aprender y de ser posible superará al maestro: "...nadie quería consagrarse a la educación del hombre nuevo en nuestro bosque, porque todo el mundo temía a los golfos y nadie confiaba en el Fausto final de nuestra empresa[5] (...) yo pronuncie un discurso acerca de la nueva vida de trabajo , acerca de la necesidad de olvidar el pasado y marchar adelante y adelante ".[6] 3. ¿Cuál es el papel del maestro? Observador, analiza detenidamente al estudiante en lo que tiene que ver con su estilo de vida, sus limitaciones, sus necesidades básicas. sus costumbres, sus intereses, sus cualidades y vicios, sus talentos y sus capacidades innatas para sacar provecho de las mismas. Disciplinador, con mano firme pero con un corazón lo suficientemente compasivo como para entender la humanidad del educando. "Si, había abofeteado a un educando. Yo experimentaba toda incongruencia pedagógica, toda la ilegalidad jurídica de aquel hecho, pero, al mismo tiempo, comprendía que la pureza de mis manos pedagógicas era un asunto secundario en comparación con la terea planteada ante mi". Estaba resueltamente decidido a ser dictador, si no salía delante con otro sistema"[13], "a pesar de todo son personas. Y este es un hecho de suma importancia"[14] "Una noche comprendí que era preciso apretar la tuerca, como se dice entre nosotros".[15] "Prohíbo enérgicamente las partidas de cartas, No jugareis más a los naipes. Jugar a los naipes significa robar al compañero"[16] "Aquí hay que intervenir radicalmente, pero no sé de qué manera (...) decidí jugarme el todo por el todo y le llamé a mi despacho (...) Le amenace con expulsarle de la colonia"[17] "[18]Me marcho de la coloniaMárchate-Deme usted un documento- ¡Nada de Documentos! Adiós- Que te vaya bien!". "Os prevengo que, si estos actos de bandidaje se repiten , expulsaré a alguno de la colonia. Sabedlo, pues de una vez. No lo repetiré más"[19] Se comunica asertivamente y no ofende la dignidad del educando "En la propia colonia no empleábamos términos como ese de delincuentes." "Había que expulsar a Mitiaguin lo antes posible. Para mí ya estaba claro que me había retrasado imperdonablemente en tomar esta resolución y que no había advertido el proceso, declarado hacia tiempo, de descomposición de nuestra colectividad"[20] Busca superar las adversidades, observando y analizando muy bien las situaciones. La pobreza elevada al último extremo (...) nos impedía soñar con un futuro mejor (...) Pero se trataba únicamente de sueños" (...).[21] Fue terriblemente difícil luchar contra ello (antisemitismo, aversión a los judíos). Todo se hacía en medio de un misterio absoluto, con mucha cautela y casi sin riesgo (....) Solo por indicios indirectos, por su aspecto de abatimiento, por su actitud silenciosa y tímida, se podía establecer alguna conjetura. Además por conductos más alejados, por conversaciones amistosas de los educadores con los muchachos más impresionantes se filtraban rumores difíciles de captar[22]. No discrimina entre estudiantes, uno no es mejor que otro y todos pueden ser buenos. "La fisonomía del harapiento, desde luego, no era la fisonomía de una persona inteligente. Pero una energía poderosa desprendíase de él y yo me dije: Es igual, no hay pulga mala..."[23] Genera espacios de discusión. "A los campesinos pobres les cobrábamos únicamente la mitad de la tarifa, y aquí nacieron interminables discusiones cerca de la justicia y de la injusticia social"[24] Asigna labores y tareas de acuerdo con los talentos y habilidades específicas de cada uno. Brinda una segunda oportunidad cuando el educando comete un error. "Te aconsejo que vayas allí donde esté tolerado el empleo del cuchillo (...) hasta la vista y no me guardes rencor. Si la vida se te hace difícil, vuelve, pero no antes de 15 días. Al cabo de un mes regresó, pálido y flaco. He vuelto como usted me dijo. No has encontrado un sitio donde se pueda discutir a cuchilladas? (...) hay sitios si... Pero seguiré en la colonia y no volveré a a tocar un cuchillo. Los colonos nos acogieron escabrosamente en el dormitorio ¡A pesar de todo, le ha perdonado! Ya lo decíamos nosotros.[25] "No lo haré más perdóneme usted, hablaremos de perdón cuando cumplas el castigo"[26] "Yo me apresuré a colocarla (a una colona que fue expulsada de la colonia incluso por los mismos compañeros colonos, por haber dado muerte a su bebe recién nacido) en una fábrica de artículos de punto. La encontré varias veces en la ciudad. (...) Cómo estás? Bien. Trabajo aquí. Tengo dos hijos y un buen marido. (Gracias por haberme ayudado entonces. Tan pronto como entré en la fábrica, me despedí de todo lo viejo".[27]

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